Árboles
con historia – El eucalipto de Sarmiento:
En la quinta Lanusse (Punta Chica, San
Fernando) existía un eucalipto (Eucaliptus globulus) que provenía de las
primeras semillas introducidas en el país y distribuidas por pedido de Domingo
Faustino Sarmiento.
El trámite para la declaración del eucalipto
como Árbol Histórico se inició el 25 de agosto de 1958, firmado por Alberto
Palcos, que presidía el Instituto Sarmiento de Sociología e Historia.
Pasaron los años, y quizá por su emplazamiento en propiedad privada,
nadie se ocupó del árbol.
El 12 de febrero de 1969, una carta de lectores en el diario La Prensa
firmada por el vecino H. Resia, de San Fernando, reavivó la cuestión. El lector
expresaba su asombro debido a que el árbol histórico desde hacía aproximadamente seis años ya
no estaba en pie, que se veía el inmenso tronco destrozado y quemado en partes
y que la placa que había sido colocada para conmemorar su centenario no estaba.
El 19 de febrero el agrimensor M. J. Sackmann, quien en 1962 había
remitido una carta al diario, que no había
sido publicada, copió su texto en una nueva publicación. Decía que unos
clientes suyos que habían adquirido la quinta Lanusse en San Fernando, le
encargaron la subdivisión en lotes para su venta. La casa iba a ser demolida.
El agrimensor practicó la mensura pero comenzó a estudiar alguna solución para salvar dentro
del loteo al gran eucalyptus que hacía muy pocos meses el gobierno había declarado
monumento histórico. Su proyecto requería el desvío de una calle, por
lo que lo presentó ante las autoridades municipales y provinciales para su
aprobación. Al cabo de seis u ocho meses lo consiguió, estipulándose que el
árbol siguiera en pie en una pequeña plazoleta proyectada a ese efecto.
La casa, afortunadamente, se salvó por haber sido adquirida por un extranjero que decidió conservarla y restaurarla.
El agrimensor continuaba diciendo que en 1962 debió volver al terreno para su amojonamiento y entonces encontró el árbol caído, que había sido quemado en su base unos muchachones para divertirse y que además se habían robado las placas de bronce.
La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos respondió finalmente el 11 de julio de 1969, diciendo que ante la irremediable extinción del árbol, resolvía la eliminación del mismo del registro de los bienes declarados.
La casa, afortunadamente, se salvó por haber sido adquirida por un extranjero que decidió conservarla y restaurarla.
El agrimensor continuaba diciendo que en 1962 debió volver al terreno para su amojonamiento y entonces encontró el árbol caído, que había sido quemado en su base unos muchachones para divertirse y que además se habían robado las placas de bronce.
La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos respondió finalmente el 11 de julio de 1969, diciendo que ante la irremediable extinción del árbol, resolvía la eliminación del mismo del registro de los bienes declarados.