Los árboles pueden adquirir distintas formas a lo largo de su desarrollo: globosa (ej. Acacia dealbata - aromo), ovoidal (ej.: Diospyros kaki - caqui ), columnar (ej.: Cupressus sempervirens “Stricta” – ciprés piramidal), cónica (ej.: Quercus palustris – roble de los pantanos), extendida (ej.: Albizia julibrissin – acacia de Contantinopla), pendular (ej.: Schinus molle – aguaribay), irregular (ej.: Eucalyptus globulus – eucalipto macho o medicinal) y de parasol (ej.: Pinus pinea – pino piñonero). En un árbol puede variar la forma de su copa a lo largo de su desarrollo. Por ejemplo la Casuarina cunninghamiana (casuarina) de joven posee una copa cónica o columnar y en la adultez su copa se vuelve más globosa e irregular.