El drenaje tiene relación con la rapidez y facilidad del suelo para evacuar el agua por escurrimiento superficial y por infiltración profunda, lo que depende de la textura y estructura del suelo y de la topografía del terreno.
Evacuar el exceso de agua del terreno es muy importante para la circulación por el mismo y por la salubridad de las plantas, evitando zonas de encharcamiento.
Si los niveles del terreno lo permiten, lo ideal es que el agua escurra por pendientes hacia afuera. Si esto no es posible, entonces hay que recurrir a sistemas de drenaje. Los sistemas a cielo abierto, en los que se construyen zanjas para evacuar el agua, son más económicos pero son menos estéticos. Los sistemas entubados o subterráneos son los que se valen de caños de PVC o de tubos flexibles para evacuar el agua. Los caños pueden estar perforados o se pueden utilizar rejillas. En función de las necesidades de cada caso se optará por una red simple o compleja de drenaje.