El diseñador en la primera entrevista provee al cliente de material como libros, revistas, fotos, presentaciones, etc., formula una serie de preguntas para ayudarlo a definir los gustos y requerimientos para el espacio exterior y hace un exhaustivo recorrido por el lugar para tomar conocimiento del mismo. Es recomendable hacer visitas a jardines y ver fotos de jardines diseñados antes de reunirse con el proyectista para tener en claro qué es lo que a uno le gusta en cuanto a estilos, colores, combinaciones, follajes, floraciones, materiales y plantas en particular. Otro punto que hay que tratar de tener resuelto de antemano es el uso que se le va a dar al espacio exterior. Por ejemplo, si va a construir una pileta hay que definir si esta estará cerca o alejada de la casa, si deberá protegerla por los chicos, si la utilizará para nadar, si será un punto focal o estará oculta, si habrá un lugar de sombra cercano, etc. Además de lo referente al ejemplo anterior de la pileta habrá que tener definidas otras cosas: si las mascotas contarán con un lugar especial, si existen elementos que se quieran ocultar o destacar, si habrá un lugar de juego para los más chicos, parrilla, horno de barro, un lugar para comer, un sector para recibir visitas, presencia de agua (en forma de estanques, fuentes, canales, etc.), sector de estar a la sombra, área de deporte, huerta, jardín de aromáticas, etc. A partir de las preferencias y definiciones del cliente, el proyecto del espacio exterior queda en manos del paisajista, de su creatividad, conocimientos, profesionalismo y experiencia hasta lograr la total satisfacción del cliente sobre un diseño sustentable para el lugar, su entorno y la arquitectura existente.